Érase una vez un hada que le gustaba mucho la naturaleza. Se llamaba Becky.
Becky tenía una amiga, Letty, la pelusa que podía volar con el viento.
Un día Letty tuvo hijitos pelusa. El mayor se llamó Ros, el segundo Arthur y la tercera Lisy. Letty los enseño a dejar que el viento los hiciese volar.
Pero había un problema y era que Lisy no podía volar. Por más que lo intentara no conseguía elevarse. Su madre estaba preocupada. Becky hacía lo que podía para ayudarla. Pensaba que quizás Lisy estuviera encantada pero desacertaba la posibilidad.
Al cabo de semanas la pequeña aún no podía volar y la madre estaba muy preocupada.
Pero en un amanecer de verano Lisy desapareció y en el lugar donde siempre le gustaba estar había una flor. Becky se la pegó en la frente y dijo:
– Lisy no era una pelusa, era una semilla de diente de león.
Gracias a Dawid Zawiła por su foto que tome de Unsplash
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Me encanta mi niña.